"Aquellos que viven atentos al instante presente podrán ser conscientes de la realidad y no morirán nunca; por el contrarío, aquellos que no viven atentos a lo que aparece y desaparece aquí y ahora, es como si ya estuvieran muertos"
Buda Shakyamuni



Actividades periódicas: Charlas informativas - Intercambio de Reiki - Círculos de energía - Meditaciones guiadas, concierto de cuencos tibetanos, taller de tambor chamánico, etc.



EL VIAJE DEL TAMBOR



EL VIAJE DEL TAMBOR
 



¿Por qué las tradiciones orales de muchas culturas indígenas dicen que la percusión en general y el ritmo de los tambores en particular facilitan la comunicación con el mundo espiritual?

Se puede visitar el mundo superior o el inferior. En el mundo inferior se encuentra el animal de poder. Para penetrar, se debe imaginar una entrada apropiada a ese mundo inferior y preguntar a cualquier animal que pueda aparecer ante ti, si es tu animal de poder. El animal de poder reaparecerá tres o cuatro veces, o mantendrá la conexión contigo.

 Chamanismo y el viaje chamánico

 
Roger Walsh, define el chamanismo como una «familia de tradiciones cuyos practicantes se dedican a entrar voluntariamente en estados de conciencia alterada, en los que experimentan que ellos, o sus espíritus, viajan a otros reinos a voluntad e interactúan con otras entidades para servir a su comunidad».

 
Los chamanes también son conocidos como los «técnicos de lo sagrado» y los «maestros del éxtasis». El chamán puede viajar al mundo superior o al inferior. Entre las imágenes tradicionalmente vinculadas con un viaje al mundo superior se encuentran: escalar una montaña, un promontorio rocoso, un arcoíris, subir a un árbol, a una escalera, etc.; ascender al cielo, volar y encontrarse con un maestro o guía. El viaje al mundo superior puede ser particularmente extático. En el viaje al mundo inferior, el chamán puede experimentar imágenes y escenas en las que entra en la tierra a través de una cueva, un tronco hueco, un agujero en el agua, un túnel, o un tubo y se encuentra con su animal de poder y sus animales aliados. El mundo inferior suele ser un lugar de pruebas y desafíos.

 


Para realizar el viaje chamánico, el chamán entra en un estado de conciencia alterada específico que requiere permanecer alerta y consciente. En este estado es capaz de moverse a voluntad entre la realidad ordinaria y la no ordinaria. Michael Harner lo ha denominado Estado Chamánico de Conciencia (ECC). Existen varias técnicas para entrar en el ECC, entre las que se cuentan la privación de estímulos sensoriales, el ayuno, la fatiga, la hiperventilación, el baile, el canto o recitación, tocar tambores, la exposición a temperaturas extremas, el uso de alucinógenos, y la disposición y los escenarios prescritos por las creencias y ceremonias rituales de la cultura.

 
Frecuencia de las ondas cerebrales y EEG

 
Es necesario conocer previamente algunos datos básicos sobre la frecuencia de las ondas cerebrales y los EEG. El EEG es un instrumento que produce un dibujo de las distintas pautas de las ondas cerebrales. Las ondas de los EEG se clasifican midiendo cuántas veces se repite una onda determinada en el período de un segundo; a esta medida se le conoce como frecuencia de onda. La frecuencia de las ondas se mide en ciclos por segundo, o hercios (Hz), que dependen de la longitud de onda. Por ejemplo, a una onda que complete tres ciclos por segundo se le llama onda de 3 hercios (Hz) o simplemente de 3 por segundo.

 
Nuestras ondas cerebrales muestran cuatro pautas o bandas de frecuencia fundamentales: delta, theta, alfa, y beta. Delta (por debajo de 4 Hz) es la onda más larga y lenta; se repite menos de cuatro veces por segundo. Esta onda está asociada con el sueño y con la inconsciencia.

 
Las ondas theta (de 4 a 8 Hz) están normalmente asociadas con estados de somnolencia cercanos a la inconsciencia, tales como el umbral que se atraviesa antes de caer dormido o antes de despertar. Este ritmo también está conectado con estados de ensueño y con imágenes hipno-lógicas, es decir, pertenecientes a los sueños. Estas imágenes suelen ser sorprendentes. A mucha gente le resulta difícil mantener la conciencia en estados theta sin contar con algún tipo de entrenamiento, tal como la meditación.

 
Las ondas alfa (de 8 a 13 Hz) están asociadas con estados de relajación y bienestar general. Este estado alfa aparece generalmente en la región occipital del cerebro (el córtex visual) cuando los ojos están cerrados. La conciencia se mantiene alerta pero sin estar enfocada, o se orienta hacia el mundo interno

 
Las ondas beta (más de 13 Hz) están asociadas con la atención activa y enfocada hacia el mundo exterior, tal como ocurre en las actividades diarias. Las ondas beta también son propias de estados de tensión, ansiedad, miedo y alarma.

 
Las investigaciones realizadas han confirmado que las prácticas espirituales como el yoga y la meditación producen cambios en la actividad eléctrica del cerebro, que llevan a aumentar la presencia de los ritmos alfa y/o tetha, y se ha descubierto que el ritmo tetha caracteriza a los meditadores veteranos. Estos meditadores son capaces de mantener su autoconciencia intacta y de permanecer alerta en este «estado crepuscular de conciencia».

 
Resultados

 
Esta investigación confirma las teorías que sugieren que el uso de tambores en rituales y ceremonias por parte de las culturas indígenas tiene efectos neurofisiológicos específicos y es capaz de suscitar cambios temporales en la actividad eléctrica cerebral y, por tanto, facilita la aparición de imágenes y una posible entrada en un estado de conciencia alterada, especialmente en un estado chamánico de conciencia.  El ritmo de entre 4 y 4,5 golpes por segundo es el que mejor induce las ondas tetha. Siete de los doce participantes mostraron patrones de ondas tetha en diversos grados durante la exposición al sonido de los tambores chamánicos.

 
El sonido de tambores en general y el sonido de tambores rítmicos en particular, a menudo induce imágenes de contenido ceremonial y ritualista y es una herramienta eficaz para entrar en un estado de conciencia alterada, incluso cuando se desvincula del marco del ritual cultural y de la intención ceremonial.

 


El ritmo de los tambores, expresado en golpes por segundo, puede correlacionarse con los cambios temporales ocurridos en la frecuencia de las ondas cerebrales (expresada en ciclos por segundo) y/o en la experiencia subjetiva, siempre que el ritmo de los tambores se mantenga al menos entre trece y quince minutos. En muchos casos, el ritmo de aumento o disminución de la frecuencia se acelera en el minuto nueve, siendo este efecto más perceptible en los casos de las ondas tetha y alfa. Según las observaciones de campo y los informes subjetivos, el período de tiempo que la mayoría de los sujetos necesitan para ser afectados/inducidos por el sonido de tambores parece estar entre los trece y los quince minutos. Generalmente, se percibe un rápido aumento o disminución de las ondas theta y/o alfa hasta el minuto quince, y se mantiene a continuación un aumento o disminución gradual hasta el minuto veinte. Estos datos confirman lo descubierto por las investigaciones realizadas en el campo de la meditación en cuanto al tiempo requerido para la respuesta fisiológica óptima y, también se corresponden con las enseñanzas orales de algunas culturas indígenas en lo que respecta a la estimulación auditiva.

 
Textos de Ángeles Arríen
 



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