EL VIAJE DEL TAMBOR
¿Por qué
las tradiciones orales de muchas culturas indígenas dicen que la percusión en
general y el ritmo de los tambores en particular facilitan la comunicación con
el mundo espiritual?
Se puede
visitar el mundo superior o el inferior. En el mundo inferior se encuentra el
animal de poder. Para penetrar, se debe imaginar una entrada apropiada a ese
mundo inferior y preguntar a cualquier animal que pueda aparecer ante ti, si es
tu animal de poder. El animal de poder reaparecerá tres o cuatro veces, o
mantendrá la conexión contigo.
Roger
Walsh, define el chamanismo como una «familia de tradiciones cuyos practicantes
se dedican a entrar voluntariamente en estados de conciencia alterada, en los
que experimentan que ellos, o sus espíritus, viajan a otros reinos a voluntad e
interactúan con otras entidades para servir a su comunidad».
Para
realizar el viaje chamánico, el chamán entra en un estado de conciencia
alterada específico que requiere permanecer alerta y consciente. En este estado
es capaz de moverse a voluntad entre la realidad ordinaria y la no ordinaria.
Michael Harner lo ha denominado Estado Chamánico de Conciencia (ECC). Existen varias técnicas para
entrar en el ECC, entre las que se
cuentan la privación de estímulos sensoriales, el ayuno, la fatiga, la
hiperventilación, el baile, el canto o recitación, tocar tambores, la
exposición a temperaturas extremas, el uso de alucinógenos, y la disposición y
los escenarios prescritos por las creencias y ceremonias rituales de la
cultura.
Es necesario conocer
previamente algunos datos básicos sobre la frecuencia de las ondas cerebrales y
los EEG. El EEG es un instrumento que produce un dibujo de las distintas pautas
de las ondas cerebrales. Las ondas de los EEG se clasifican midiendo cuántas
veces se repite una onda determinada en el período de un segundo; a esta medida
se le conoce como frecuencia de onda. La frecuencia de las ondas se mide en
ciclos por segundo, o hercios (Hz),
que dependen de la longitud de onda. Por ejemplo, a una onda que complete tres
ciclos por segundo se le llama onda de 3 hercios (Hz) o simplemente de 3 por segundo.
Nuestras ondas
cerebrales muestran cuatro pautas o bandas de frecuencia fundamentales: delta, theta, alfa, y beta. Delta (por debajo de 4 Hz) es la
onda más larga y lenta; se repite menos de cuatro veces por segundo. Esta onda
está asociada con el sueño y con la inconsciencia.
Las ondas theta (de 4 a 8 Hz) están normalmente asociadas con estados de somnolencia
cercanos a la inconsciencia, tales como el umbral que se atraviesa antes de
caer dormido o antes de despertar. Este ritmo también está conectado con
estados de ensueño y con imágenes hipno-lógicas, es decir, pertenecientes a los
sueños. Estas imágenes suelen ser sorprendentes. A mucha gente le resulta
difícil mantener la conciencia en estados theta
sin contar con algún tipo de entrenamiento, tal como la meditación.
Las ondas alfa (de 8 a 13 Hz) están asociadas con estados de relajación y bienestar
general. Este estado alfa aparece
generalmente en la región occipital del cerebro (el córtex visual) cuando los ojos están cerrados. La conciencia se
mantiene alerta pero sin estar enfocada, o se orienta hacia el mundo interno
Las ondas beta (más de 13 Hz) están asociadas con la atención activa y enfocada
hacia el mundo exterior, tal como ocurre en las actividades diarias. Las ondas beta también son propias de estados de
tensión, ansiedad, miedo y alarma.
Las investigaciones realizadas han
confirmado que las prácticas espirituales como el yoga y la meditación producen
cambios en la actividad eléctrica del cerebro, que llevan a aumentar la
presencia de los ritmos alfa y/o tetha, y se ha descubierto que el ritmo tetha caracteriza a los meditadores
veteranos. Estos meditadores son capaces de mantener su autoconciencia intacta
y de permanecer alerta en este «estado crepuscular de conciencia».
Resultados
Esta
investigación confirma las teorías que sugieren que el uso de tambores en
rituales y ceremonias por parte de las culturas indígenas tiene efectos
neurofisiológicos específicos y es capaz de suscitar cambios temporales
en la actividad eléctrica cerebral y, por tanto, facilita la
aparición de imágenes y una posible entrada en un estado de conciencia
alterada, especialmente en un estado chamánico de conciencia. El ritmo de entre 4 y 4,5 golpes por
segundo es el que mejor
induce las ondas tetha. Siete de los doce participantes
mostraron patrones de ondas tetha en diversos grados durante la exposición al
sonido de los tambores chamánicos.
El ritmo de los tambores, expresado en
golpes por segundo, puede correlacionarse con los cambios temporales ocurridos
en la frecuencia de las ondas cerebrales (expresada
en ciclos por segundo) y/o en la experiencia subjetiva, siempre que el ritmo de los tambores se mantenga al menos entre
trece y quince minutos. En muchos casos, el ritmo de aumento o disminución de la frecuencia se acelera en el
minuto nueve, siendo este efecto más perceptible en los casos de las ondas tetha
y alfa. Según las observaciones de campo y los informes subjetivos, el
período de tiempo que la mayoría de los sujetos necesitan para ser
afectados/inducidos por el sonido de tambores parece estar entre los trece y
los quince minutos. Generalmente, se percibe un rápido aumento o disminución de
las ondas theta y/o alfa hasta el minuto quince, y se mantiene a
continuación un aumento o disminución gradual hasta el minuto veinte. Estos
datos confirman lo descubierto por las investigaciones realizadas en el campo
de la meditación en cuanto al tiempo requerido para la respuesta fisiológica
óptima y, también se corresponden con las enseñanzas orales de algunas culturas
indígenas en lo que respecta a la estimulación auditiva.
Textos
de Ángeles Arríen
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