"Aquellos que viven atentos al instante presente podrán ser conscientes de la realidad y no morirán nunca; por el contrarío, aquellos que no viven atentos a lo que aparece y desaparece aquí y ahora, es como si ya estuvieran muertos"
Buda Shakyamuni



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INIPI - LAKOTA


 
INIPI
 
 “debéis purificaros”,
 
palabra lakota que deriva etimológicamente de Iniunkajaktelo, es decir,
“vamos a orar a la tienda de sudación”.
 

Para los lakota, el ritual Inipi es el primero de sus siete ritos, el más ancestral y el ceremonial preámbulo a todas sus demás ceremonias.
Es una práctica espiritual nativa portadora de una cosmovisión en relación con la astrología, la creación, la purificación física, mental y emocional.
Designa un espacio ceremonial que representa el vientre de Maka, “la Tierra dadora de vida”, a la cual se acude con la intención de purificarse, curarse o renacer.
Es una estructura semiesférica con ramas, originalmente de sauce por sus propiedades medicinales, dispuesta con rezos, según una geometría sagrada, cubierta con mantas que propician la necesaria oscuridad y transpiración.
La orientación de la Inipi sigue el camino solar, dirección de rotación de la Tierra al Sol, su puerta está encarada hacia el Oeste. A unos siete pasos de la puerta se enciende el fuego donde se calientan las piedras que entran a la Inipi. Este “fuego”, como elemento sagrado, simboliza el padre Sol que activa y da su energía a la madre Tierra.
 


 
Dentro de la Inipi se vierte el elemento sagrado “agua” sobre las piedras (elemento sagrado “tierra”) materializando en el elemento sagrado “aire” un vapor que los lakotas reconocen como el soplo de Tunkashila, “el abuelo de todas las cosas”. Entonces, oraciones y cantos son dirigidos a Wakan Tanka (el Gran Espíritu).
 
 
Madera recién cortada
leña olorosa y resistente
fuego guardado por el tiempo
hoguera del mundo ancestral.
La Tierra poderosa y fecunda Tonantzin
la húmeda y fértil Pachamama.
En tu vientre tus hijos vuelven a reposar.
El agua sobre piedras calientes
con las yerbas que penetran sedantes
y nos limpian y nos dejan el alma perfumada de ilusión
piedras redondas y fuertes
yaciendo de todos los colores
abuelas en el lecho caliente
de las llamas del sol
acurrucados y desnudos todos
como entonces, cuando recién nacidos
como niños retornando al origen, al corazón
Y rezando y cantándole a todos
al espíritu de la vida sagrada
en el vapor, en el inipi candente de purificación.
 
 
 
 


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