LA LEALTAD
“La
piedad y la lealtad no te abandonen; átalas a tu cuello, escríbelas en la
tablilla de tu corazón. Así hallarás favor y buena acogida a los ojos de Dios y
de los hombres». (Proverbios 3:3-4)
Leal
viene de la palabra latina legalis, o sea, “lo que es conforme a la ley”. La
persona leal es la persona “de ley”, la que asume el deber de cumplir lo
prometido y mantener las “reglas de juego” que libremente ha querido asumir.
La
lealtad es el valor que ayuda a la persona a actuar con congruencia respecto a
la palabra dada o se trata simplemente de tomar conciencia para que, sin
necesidad de haber dado la palabra, surja la necesidad de asimilarla libremente.
La
lealtad es el valor con el cual se puede comprobar el nivel de compromiso
genuino que las personas tienen hacia otros.
La
lealtad es un corresponder, es un compromiso a defender lo que creemos y
en quien creemos.
La
lealtad se debe a la patria, al trabajo, a la familia, a los amigos.
Cuando alguien nos ha dado algo bueno, le debemos mucho más que agradecimiento:
lealtad.
Cuando
somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa
más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un sitio
simplemente porque nos pagan. Sin embargo la lealtad implica un compromiso que
va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el
trabajar no sólo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más
profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.
Podemos
ver como actitudes desleales:
–
Las críticas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus
defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo.
–
Hablar mal de nuestros jefes, maestros o de las instituciones que representan.
– Divulgar las confidencias que se nos han hecho.
– Divulgar las confidencias que se nos han hecho.
–
Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo para que
se supere.
–
Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca
trascendencia, como el modo de hablar, vestir o conducirse en público.
–
El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.
–
Cobrar más del precio pactado.
La
lealtad se relaciona estrechamente con otros valores como la amistad, el respeto,
la responsabilidad y la honestidad entre otros.
La
lealtad no es consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado de una
deliberación mental para elegir lo que es correcto. El mentir para encubrir las
faltas de un amigo (en la casa, el trabajo o la escuela) no nos hace leales,
sino cómplices.
“La lealtad constituye el más
sagrado bien del corazón humano.” (Lucio Anneo Séneca).
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