EL ROBLE
Había una vez, en algún
lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier
tiempo, un hermoso jardín, con unos manzanos, naranjos, perales, bellísimos
rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín,
excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema! No sabía
quién era!
“Lo que le falta es concentración”, le decía
el manzano. “Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas. Ve
que fácil es”.
“No lo escuches”, exigía el rosal. “Es más
sencillo tener rosas, y !ve que bellas son!”. Y el árbol desesperado, intentaba
todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada
vez mas frustrado.
Un día llego al jardín el
búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamo:
“No te preocupes. Tu problema no es tan grave.
!Es el mismo de muchísimos
seres sobre la tierra!. Yo te daré la solución: “No dediques tu vida a ser lo
que los demás quieran que seas. Se tu mismo.
Conócete, y para
lograrlo, escucha tu voz interior”. Y dicho esto, el búho desapareció.
.Mi voz interior?. .Ser
yo mismo?. .Conocerme?”. Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto comprendió.
Cerrando los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
“Tu jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada
primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande
y majestuoso. !Estas aquí para dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza
al paisaje!. !Tienes una misión!. !Cúmplela!”. Y el árbol se sintió fuerte y
seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba
destinado. Así pronto lleno su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y
solo entonces el jardín fue completamente feliz.
“.Cuantos robles hay que no
se permiten a sí mismos crecer?. .Cuantos rosales que, por miedo al reto, solo
dan espinas?. .Cuantos naranjos hay que no saben florecer?”. En la vida todos
tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar. No permitamos que nada
ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser.
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