EL HOMBRE QUE PREGUNTÓ A LOS MUERTOS
Vivir permanentemente pendiente de la opinión ajena,
depender de algún modo de lo que piensan los demás de nosotros representa un
caudal feroz de culpa que termina desbordándonos. Aceptemos en nosotros cosas
que hemos escogido, pero que les puedan disgustar a los demás.!No busquemos
permanentemente la aprobación de los otros!
Este cuento clásico de la India narra la historia de
alguien condicionado por las críticas y el rechazo de los demás y del extraño
consejo que le dio un sabio. ¿Te atreves a leer la historia del hombre que preguntó
a los muertos?
Cuentan que hace mucho tiempo un hombre sufría en silencio, pues se sentía muy condicionado por los demás, tanto por sus halagos y alabanzas como por sus críticas y rechazo. Resuelto a afrontar esta situación decidió visitar a un anciano con fama de sabio.
Cuentan que hace mucho tiempo un hombre sufría en silencio, pues se sentía muy condicionado por los demás, tanto por sus halagos y alabanzas como por sus críticas y rechazo. Resuelto a afrontar esta situación decidió visitar a un anciano con fama de sabio.
Una vez escuchada la situación del hombre, el sabio
meditó un momento y le dijo:
- Sin formular pregunta harás exactamente lo que yo te mande. Ahora mismo irás al cementerio y dedicarás varias horas a halagar y verter alabanzas a los muertos. Después vuelve.
- Sin formular pregunta harás exactamente lo que yo te mande. Ahora mismo irás al cementerio y dedicarás varias horas a halagar y verter alabanzas a los muertos. Después vuelve.
El hombre obedeció y se encaminó al cementerio, donde
llevó a cabo lo ordenado. Al regresar, el sabio le preguntó:
- ¿Qué han contestado los muertos?
- No han contestado nada, respondió el hombre. ¿Cómo podrían hacerlo si están muertos?
- ¿Qué han contestado los muertos?
- No han contestado nada, respondió el hombre. ¿Cómo podrían hacerlo si están muertos?
Tras cerrar los ojos un instante, el anciano volvió a
ordenar:
- Regresa nuevamente al cementerio e insulta a los muertos durante varias horas.
- Regresa nuevamente al cementerio e insulta a los muertos durante varias horas.
El hombre no comprendía nada, pero obedeció de nuevo.
Después de insultar a los muertos, regresó otra vez ante el sabio. Éste
preguntó al hombre:
- ¿Qué han contestado los muertos ahora?
- Tampoco han contestado nada. ¿Cómo podrían hacerlo si están muertos?
- ¿Qué han contestado los muertos ahora?
- Tampoco han contestado nada. ¿Cómo podrían hacerlo si están muertos?
El viejo lo miró entonces a los ojos y le dijo:
– Que esos muertos sean en el ejemplo en que te mires. Igual que ellos murieron, ha de morir en ti tu importancia personal. Si ella muere no habrá quien reciba halagos ni insultos, y entonces quedarás libre y no te sentirás ya nunca condicionado por los demás.
– Que esos muertos sean en el ejemplo en que te mires. Igual que ellos murieron, ha de morir en ti tu importancia personal. Si ella muere no habrá quien reciba halagos ni insultos, y entonces quedarás libre y no te sentirás ya nunca condicionado por los demás.
Pablo Villanueva - Tradición Hindú
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