LA SOBRIEDAD
La sobriedad es el valor que nos enseña a administrar
nuestro tiempo y nuestros recursos de la mejor manera para vivir sin excesos.
El valor de la sobriedad nos ayuda a darle a las cosas
su justo valor y a manejar adecuadamente nuestros apetitos, estableciendo en
todo momento un límite entre lo razonable y lo inmoderado.
Para vivir la sobriedad no hace falta pensar en
grandes cosas y privaciones, una vez más la respuesta está en cuidar los
pequeños detalles.
Ser sobrio significa:
v Controlar los apetitos en lo que se refiere a la comida, a la bebida, a la
comodidad, al uso de los bienes materiales.
v Saber comprar sólo lo verdaderamente necesario, indispensable y de
utilidad.
v Guardar siempre compostura en nuestro vocabulario y en nuestros ademanes.
v Privarse de cosas personales, para destinar su economía al bien común,
sobre todo a la familia.
v Vestirse con pulcritud y elegancia, sin dejarse llevar por la moda, la
extravagancia o el consumismo.
v Saber administrar el tiempo para trabajar sin presiones, tener momentos de
esparcimiento y desarrollar aficiones.
La sobriedad no es negación. Es poner a tu voluntad y
a tu persona por encima de las cosas, los gustos y los caprichos, dominándolos
para no vivir bajo su dependencia.
Cuando no ponemos límites, llegamos a una
insatisfacción “por sistema” en la que siempre queremos más. De ahí surgen los
vicios, la dependencia de las drogas, el deseo de placer sexual, la
infidelidad…
Con la sobriedad fortalecemos nuestra voluntad y nos
construimos una verdadera personalidad.
Anónimo
La fuerza de la mente descansa en la sobriedad, por lo que mantiene su motivo sin nubes por la pasión.
Pitágoras
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