PLENITUD RADIANTE
Meditar es percibir la fragancia
del infinito. Meditar es abrir el corazón y la mente a estados de
conciencia-energía superiores, distintos a los habituales. Meditar es dejar de
identificarse con las sensaciones corporales, las emociones y los pensamientos
y morar gozosamente en un espacio inespacial y en un tiempo atemporal. Meditar
es sintonizar con la música del alma y escuchar su canción sin comienzo ni fin.
Meditar es respirar la armonía del ser más allá de sus condicionamientos.
Meditar es liberarse de todas las constricciones psicológicas, de todos los
temores, de todos los deseos y experimentar una libertad interior que escapa a
toda imaginación. Meditar es experimentar la plenitud que eres, desde siempre y
para siempre. Meditar es estar presente aquí y ahora, es el secreto del
secreto, la vivencia de la plenitud radiante, sin desear ya nada, sin pedir ya
nada, sin hacer ya nada, pues todo se tiene, nada falta. Meditar es volver a la
luz primordial de la que hemos surgido, a la que estamos volviendo, en la que
estamos respirando.
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