PARÁBOLA DEL CAMELLO
Un maestro viajaba con uno de sus
discípulos. El discípulo era el encargado de cuidar del camello. Ya de noche,
cansados, llegaron a un campamento de caravanas. Era tarea del discípulo atar
el camello, pero no se preocupó por ello y lo dejó suelto al otro lado de la
cerca. Simplemente hizo una plegaria a Dios:
<>, y se durmió.
Por la mañana, el camello había
desaparecido, había sido robado o simplemente había huido. El maestro preguntó:
¿Dónde está el camello?
Y el discípulo respondió:
Yo no lo sé. Pregúntele a Dios.
Yo le dije a Dios que cuidara del camello, me encontraba tan cansado que no sé
lo que pasó.
Y tampoco soy responsable porque
se lo dije a Dios bien claro.
Usted siempre nos dice:
Confiad en Dios, ¡y yo confié!
El maestro repuso:
Confía en Dios, pero ata siempre
tu camello antes, porque Dios no tiene otras manos que las tuyas
Anónimo
No hay comentarios:
Publicar un comentario