LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA
Cuenta una fábula que en cierta ocasión
una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía muy rápido y llena
de miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su
intento de alcanzarla.
La luciérnaga pudo huir durante el
primer día, pero la serpiente no desistía, dos días y nada, al tercer día, ya
sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente:
¿Puedo hacerte tres preguntas?
No acostumbro conceder deseos a nadie,
pero como te voy a devorar, puedes preguntar, respondió la serpiente.
Entonces dime: ¿Pertenezco a tu cadena
alimenticia? ¡No!, contestó la serpiente.
¿Yo te hice algún mal? ¡No!, volvió a
responder su cazadora.
Entonces, ¿Por qué quieres acabar
conmigo? ¡Porque no soporto verte brillar!, fue la última respuesta de la
serpiente.
Muchos de nosotros nos hemos visto
envueltos en situaciones donde nos preguntamos:
¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho
nada malo? Sencillo... porque hay algunos que no soportan verte brillar.
Esopo
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